La edad de oro de los documentales deportivos dan para muchas temáticas, pero básicamente todas giran en torno a la misma idea: héroes que llegaron a lo más alto, interioridades de grandes dinastías deportivas, auge y caída de mitos que se hundieron… Lo común es que, más o menos, los protagonistas son conocidos.
La premisa de ‘Losers’ (‘Perdedores’) es totalmente distinta. «En una sociedad en la que «ganar lo es todo», ¿cómo gestionamos el fracaso? Esta serie documental nos da a conocer a atletas que han convertido la derrota en triunfo», así se presenta la serie de Netflix que está sorprendiendo y agradando de manera masiva a los aficionados y a los menos apegados al deporte.
Las historias que tratan no son sobre los Michael Jordan, Lance Armstrong, Tiger Woods o el Real Madrid. Todo lo contrario: son nombres más o menos anónimos que tienen una historia detrás que los convierten en únicos y que, precisamente por sus peculiaridades, se han convertido en referentes de cómo superar las adversidades.
Ya desde la intro, esta serie de ocho capítulos en su primera (y de momento, única) temporada da buena muestra de sus intenciones: una delantera de fútbol falla un penalti y se va cabizbaja, mientras en el lateral del campo hay una niña con su dorsal, el 13 (no es casual) enmarcado en un corazón.
1. El papel equivocado. Michael Bentt se hizo boxeador profesional presionado por su padre. Casi de casualidad, se convierte en campeón del mundo… hasta que un desastroso KO le manda a la lona, física y moralmente. Aquello le cambió la vida… para bien.
2. Las garras de la victoria. El Torquay United es, posiblemente, el peor equipo de todas las divisiones del fútbol inglés. Irónicamente, su temporada más recordada fue la 86/87, cuando se salvaron del descenso en la última jornada fuera de la estructura profesional del fútbol gracias al mordisco del perro de un policía.
3. Evaluación. Con ciertas similitudes con la historia de Tonya Harding, que llevó a la gran pantalla Margot Robbie, la de Surya Bonaly es la historia de cómo los estándares del patinaje sobre hielo en los 80 y 90 no estaban listos para una francesa de color, atlética y que era capaz de hacer mortales hacia atrás en el hielo.
4. Cabeza fría. El catenaccio en el curling existe. En los años 80, Pat Ryan cambió la manera de practicarlo al empezar una estrategia por la que era imposible que perdiera… a costa del espectáculo. Su novedosa manera de jugar obligó a crear reglas nuevas, algo que en Canadá muchos no le perdonan a día de hoy.
5. Perdido en el desierto. El ‘Maraton des Sables’ es una carrera de ultramaratón sólo apta para los más preparados. Se disputa por el desierto marroquí y puede provocar serios contratiempos. El italiano Mauro Prosperi estuvo muy cerca de perder la vida al tener el problema que nadie quiere: se perdió en las dunas y estuvo varios días desaparecido.
6. Aliy. La comunión entre los perros y sus tiradores en las carreras de trineos es clave. Aliy Zirkle lo sabe bien, y ni un serio incidente en 2016 cuando estaba buscando su primera victoria en la prestigiosa Iditarod, cuando un loco estuvo a punto de matarla a ella y a sus animales en plena carrera, la frenó.
7. Black Jack. El talento no lo es todo en el deporte, y Jack Ryan es el mejor ejemplo. El baloncesto callejero se le daba tan bien que incluso llamó la atención de New York Knicks para hacerse profesional. Su falta de disciplina marró su gran oportunidad, pero acabó dándole la vuelta a la situación.
8. El hoyo 72. Posiblemente, la mayor pifia de la historia del Open Británico de golf la protagonizó el francés Jean van de Velde, que llegó al último día del torneo de 1999 como el gran favorito para acabar con más de 90 años de vacío para su país… y acabó por perderlo todo por unas pésimas elecciones.