En el año 2002 la antigua Caja de Burgos, el Ayuntamiento de Saldaña, varios particulares y la empresa Sierra San Marcos promovieron un proyecto residencial en esta localidad cercana a la capital que incluiría un campo de golf y docenas de chalets sobre las ciento cincuenta hectáreas de suelo que aportaban conjuntamente. Después de constituirse en junta de compensación, los propietarios del terreno estuvieron de acuerdo en adjudicar las obras a la UTE Saldaña, formada por las empresas constructoras Copsa y Excavaciones Sáiz, que ejecutaron las obras durante meses. Pero las cosas no salieron como pensaba ninguna de las partes. Entre los promotores hubo concursos de acreedores e, incluso, se produjo la absorción de Caja de Burgos primero por Banca Cívica y luego por La Caixa.