Ya desde hace tiempo, la polémica siempre persigue a Gareth Bale. Posiblemente desde que Cristiano Ronaldo anunciara su marcha, dejando al galés como figura principal del equipo, Bale asumió todos los focos… y se estrelló.
Ya sea por sus constantes lesiones, su actitud apática, el poco feeling con Zidane o mil razones varias, cada imagen del galés provoca repercusión, principalmente por su ‘aparente’ poca implicación con el equipo madridista. En los últimos partidos, el propio entrenador francés declaró que no le convocaba porque prefería no jugar.
Y así, la apertura del mercado de fichajes provoca cada año un sinfin de rumores sobre la posible marcha del jugador, siempre desmentida por su agente. Da igual que Zidane no cuente con él y sus aspiraciones deportivas se queden siempre en el banquillo o la grada. Bale quiere quedarse.
Y entre las razones para no moverse está la calidad de vida de la que Gareth goza en Madrid, repasada extensamente en un reportaje del diario británico The Sun. Como primera razón para no moverse del Real Madrid… su nómina: 17 millones de euros al año.
Bale vive además en una casa de ensueño situada en la exclusiva urbanización La Finca, por la que paga un alquiler de 11.140 euros al mes. Residencia en la que ya vivió Kaká, otro crack que pasó por Madrid sin pena ni gloria. Como pueden imaginar no hay lujo que falte en semejante mansión, tasada en 7 millones de euros. Bale podría pagarla al contado en cuestión de… 5 o 6 meses.
Y en el garage de la casa se encuentra también otra mina de oro y pasión del jugador, los coches, que colecciona a cuál más espectacular: Mercedes SLS AMG (183.000 euros), Bentley Continental GT (169.000 euros), Lamborghini Huracan (173.000), Ferrari GTC4Lusso (255.000) más el Audi Q7 50 TDI (72.000) que le proporciona el Real Madrid. Mareante.
Cuando no para en casa o la Ciudad Deportiva madridista, el destino de Bale está claro: los 18 hoyos del Golf Santander, el campo de golf diseñado por el gran Severiano Ballesteros, donde se le ve jugar día sí y día también. Su pasión por el golf es tal que incluso se ha hecho construir una réplica de tres hoyos en su casa.
Ahora, con el equipo de vacaciones, una vez más se abre la puerta a una posible marcha del jugador, que no parece poner mucho empeño en abandonar el Madrid, juegue o no juegue. Razones extradeportivas no parecen faltarle para aguantar.