El pasado 27 de diciembre la Real Federación Española de Golf (RFEG) informaba a través de su web oficial el acuerdo alcanzado en la reunión de la Asamblea General, celebrada el día 17 de diciembre, por el que se actualizarán las cuotas de las licencias federativas de golf correspondiente al año 2019 de acuerdo con el IPC positivo interanual a octubre de 2018 (un 2’3 %). Esto supondrá el tercer año consecutivo de subidas en la tasa, siendo 2019 el que mayor porcentaje de incremento soporte.
Rápidamente los federados han manifestado su descontento con esta medida, para muchos abusiva y que no aporta beneficios para los jugadores amateurs; quienes forman la mayoría de las licencias de golf en España.
Según la categoría, el importe es el siguiente (entre paréntesis, el incremento en euros del importe de la licencia vigente en 2019):
- Mayor con hándicap (mayor 21 años): 78’00 € (+ 1’70 €)
- Mayor sin hándicap (mayor 21 años): 66’80 € (+ 1’50 €)
- Junior (17-21 años): 33’30 € (+ 0’70 €)
- Cadete (15-16 años): 24’40 € (+ 0’50 €)
- Infantil (13-14 años): 16’60 € (+ 0’30 €)
- Alevín (11-12 años): 16’60 € (+ 0’30 €)
- Benjamín (menor 10 años): 16’60 € (+ 0’30 €)
- Profesional: 78’00 € (+ 1’30 €)
Esta medida llega en un momento en el que el número de federados de golf sigue cayendo (2018 comenzó con 1.401 licencias menos respecto al año anterior según datos de la RFEG). Además, el encarecimiento en el precio de los greenfees está consiguiendo que sea cada vez más inaccesible la práctica de este deporte.
Pero no es la subida en la cuota federativa lo que más nos debe preocupar (de hecho la RFEG es de las federaciones deportivas más económica en nuestro país) sino el cómo se gestiona y en qué se invierte el dinero que pagamos anualmente.
Cada año se organizan numerosos programas para los equipos nacionales alrededor del mundo que han resultado muy positivos para el golf nacional y de dónde han salido jugadores de reconocimiento internacional como Sergio García, Jon Rahm, Azahara Muñoz o Carlota Ciganda entre muchos otros. Pero también hay que apostar más por el jugador aficionado, que a fin de cuentas son los que con su esfuerzo mantienen la RFEG.
Se destina mucho dinero a promocionar España como destino de golf en el extranjero, algo que es estupendo, pero es dentro de nuestras fronteras donde se está perdiendo la afición por este deporte y es la Real Federación Española de Golf la que debería encargarse de buscar fórmulas para evitar esta situación en un país referente en el mundo de golf.
Esta despreocupación por el jugador nacional y amateur se nota en detalles tan simples como que la licencia federativa cueste lo mismo a profesionales como a aficionados o que esta dure sólo hasta final de año, con el mismo coste, independientemente del mes en el que se formalice.
Francisco Moreno Sánchez es responsable de golf en el Hotel Los Monteros Spa & Golf Resort 5* GL