Rahm alzó su undécimo trofeo, cuarto en la PGA americana en otros tantos años de profesional, defendiendo el liderato en una última jornada apretada, que además tuvo un parón por la esperada tormenta eléctrica. El vasco había comenzado con calidad y marcando el ritmo para estirar su liderato con una gran primera vuelta.
Sin embargo, en los segundos nueve llegaron los problemas, con ‘bogey’ en el décimo y ‘doble-bogey’ en el undécimo hoyo, y otro golpe perdido más en el 14. Rahm reaccionó en el hoyo más temido, el par 3 del 16, y después de un primer golpe largo. Desde la hierba alta, el de Barrika embocó su ‘approach’ para recuperar el control.
En la repetición a cámara lenta, la bola de Rahm se movía levemente al bajar el palo. Así quedó bajo una investigación que le terminaría penalizando con dos golpes, pero el subidón no se lo quitaba nadie al aspirante a número uno. El vasco amplió su ventaja y finalmente ganó con -9 en vez de con -11, con todo, tres golpes mejor que Ryan Palmer, segundo.
La persecución del estadounidense se resquebrajó con un ‘bogey’ en el 17 tras la sentencia de su rival. Así llegó plácido al destino que se viene labrando un Rahm que siempre apuntó a la cima como objetivo máximo junto al ‘Grand Slam’. Jack Nicklaus, diseñador del campo que no pudo acoger público por la crisis del coronavirus, le dio la enhorabuena en el ‘green’ del 18 y le felicitó por ese «espectacular e increíble golpe» en el 16.
Rahm vuelve a seguir los pasos de su ídolo Severiano Ballesteros, como ya hizo ganando la Carrera a Dubai del Circuito Europeo el año pasado, al ser el segundo jugador español en alcanzar el número uno del mundo, después de que el legendario jugador cántabro lo fuera por última vez en 1989. Casi 31 años después, el mejor golfista del mundo es español.