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Fernando Núñez, director deportivo de Señorío de Zuasti Golf Club: “España tiene un nivel de profesorado de golf que no tiene nada que envidiar a ningún otro”

Fernando Núñez es jugador profesional y uno de los maestros de golf más conocidos de nuestro país, no en vano lleva ligado al mundo del golf desde que tenía nueve años. En 1971 tomó su primer contacto con la industria del golf al ejercer de caddy en el Real Golf Club de San Sebastián, club en el que se formó como profesor de golf de la mano de sus admirados Jesús Arruti y John Jacobs. En 1993 entró a formar parte del equipo docente del Comité Juvenil de la Real Federación Española de Golf pasando a formar parte de la disciplina del club de golf Señorío de Zuasti en 2004 como gerente y desde 2007 como director deportivo.
 


 

Eres jugador profesional de golf y antes fuiste caddy, ¿qué destacarías de ambas etapas?

De la etapa de caddy resaltaría la ilusión y admiración por el golf, el principio de una carrera que fue pasando por los distintos trabajos de la estructura de un club como son, cuarto de palos, starter y competiciones. El conocer de primera mano los puestos de trabajo ha marcado mi forma de actuar a la hora de hacer equipos dentro de las estructuras de los distintos sitios en los que he desarrollado mi trabajo y pone de manifiesto lo imprescindible de la experiencia y el conocimiento de cómo actuar ante los socios de un club en los distintos espacios de trabajo.

En el ámbito profesional el amor al trabajo, el compromiso del día a día con el club y los socios, la honestidad y defensa de nuestra profesión se lo debo a mi maestro, Jesús Arruti, guía en este capítulo indiscutible y referente inigualable. La palabra ‘trabajo’ en su máxima expresión ha sido una de las enseñanzas que han marcado mi vida de los últimos años.

 

Actualmente eres el director deportivo del club de golf Señorío de Zuasti, ¿cómo es tu día a día en el club? ¿Cómo es su estructura?

Si nos referimos a los campos de socios no hay gran diferencia en la actualidad con los clubes de los años setenta. Gerente, profesional y greenkeeper siguen formando el adecuado tridente de gestión aunque es cierto que en los últimos años al profesional se le ha quitado importancia y protagonismo, algo negativo para un buen funcionamiento.

Para mí, personalmente, un buen profesional es una gran inversión y debe saber funcionar en equipo con gerencia y el responsable del campo, cada elemento de este equipo debe aportar a una mesa común lo mejor de su trabajo. No hay muchos más secretos en cuanto a la vida diaria de un club.

 

La enseñanza de golf ha cambiado mucho en los últimos años, ¿qué diferencias más significativas encuentras entre las metodologías actuales y las que aprendiste en tus comienzos?

Desde mi punto de vista la diferencia que ha cambiado la enseñanza del golf es que en la actualidad el jugador es el resultado global de muchas áreas, no solo la técnica. El jugador debe estar rodeado de un equipo. Siendo imprescindible darle a la bola con regularidad y efectividad, esto ya no es suficiente para ser un gran jugador, hay otros campos en los que hay que funcionar correctamente.

No entenderíamos hoy en día un jugador de golf que no sea un atleta. La preparación física ha sido uno de los pilares fundamentales que se ha incorporado al golf y ya no solo por su aportación al desarrollo técnico, sino porque además transforma al jugador en deportista.

Asimismo una preparación mental adecuada es necesaria con unas expectativas de futuro ambiciosas y un cierto nivel. El proceso de formación es largo y duro, con muchos momentos de alegría y de frustraciones importantes, estas generan un cúmulo de sensaciones fuertes y necesitamos cierta ayuda para poner equilibrio en las mismas.

Durante unos años mi inquietud por el material me llevó a conocer a Jaques Goueytes, mi maestro de palos de golf. Su taller de Biarritz se convirtió en un descubrimiento para mí y un lugar en el que las horas nunca eran suficientes. Los palos tenían una razón al montarse dependiendo de quién era el jugador. Siempre ha sido importante un mínimo de conocimiento sobre el tema del propio jugador, parece lógico saber algo sobre la herramienta de trabajo.

 

Durante tu vasta experiencia docente has formado a jóvenes jugadores de todos los niveles, ¿cómo de diferente es enseñar a un niño de hándicap 28 y a un adolescente de +2?

Si pienso en todos los niños a los que les he dado un palo por primera vez y que hoy son profesionales o jugadores de primera categoría solo veo la palabra ‘más’.

“Subir de ese inicio de pegar bolas a un plan serio de entrenamiento”, “Empezar a hacer preparación física y con eso cambiar su compromiso”, “Hay que cambiar esos palos de niño a otros con mejores prestaciones y aprender sobre estas”, “Quizás nos venga bien alguien que nos hable del aspecto mental en el deporte”… Son frases que he tenido que ir diciendo en el proceso de su crecimiento deportivo.

No es fácil porque en sus diferentes edades los estudios crecen con ellos en volumen e importancia y al final todo se reduce a dos cosas: trabajo y compromiso. Cuanto mejor juegas, más entrenas, y en este trayecto es donde adquieres tu experiencia a lo largo de los años. No es distinto a cualquier trabajo.

No creo que se pueda escribir un libro de estrategia común a todos, cada persona es distinta y un jugador único, su reto es encontrarse y quererse como es. Creo que las comparaciones son odiosas.

 

Cada año se celebran diversas ferias y congresos relacionados con la enseñanza del golf, ¿qué importancia le concedes a la formación y al reciclaje de conocimientos?

Partiendo de la base que estoy convencido de que quien se tecnifica es el profesor y no el alumno, si tienes la gran suerte de poder trabajar con los mejores jóvenes del país y con los que se inician, como ha sido en mi caso, sabes que son formas distintas de enfrentarte a un único reto y ahí está la profesionalidad del enseñante. Todas las reuniones donde estén presentes las personas que forman equipos de trabajo solo pueden ser buenas.

Cuando eres un jugador profesional y empiezas a enseñar quizás conlleva ciertas ideas predeterminadas y más unidas a la última mejora sobre tu propio juego y por lo tanto a su implantación entre las personas y alumnos cercanos. Esta es la lección de inicio a aprender.

Saber hacer un análisis simple de la situación te lleva a una dinámica que es única y distinta en cada jugador, para mí esto es formarse en el aspecto técnico. Siempre he trabajado en este esquema en la clase:

Todas las mesas de debate que se crean entre enseñantes con la intención de compartir todas las experiencias vividas con todo tipo de jugadores a lo largo de la vida deben de ser bienvenidas, creo firmemente que ayudan realmente al profesorado. Solo hace falta ver en directo a los mejores para darse cuenta de que una sola idea no te lleva a ningún sitio y que cada jugador requiere un tratamiento distinto y cambiante a lo largo de su vida, es la conclusión a la que de momento he llegado.

Pienso que es imposible estar cada semana jugando bien y esto va a dar pie siempre a cambios de todo tipo en los jugadores amateur y de sus equipos a los jugadores profesionales (preparadores, entrenadores, palos, etc.). Si has estado en contacto con muchos jugadores y tienes las ideas claras posiblemente tengas más recursos para darle una pincelada correcta; si además compartes estas experiencias con otros, supongo que es bueno.

 

Existen decenas de corrientes de enseñanza en golf, ¿cuáles son tus principales?

Diría que hay tantas corrientes de enseñanza como jugadores de golf. Como comentaba antes, si uno se fija un poco en los jugadores y no está mediatizado la conclusión que sacas no puede ser otra. Entiendo que la tendencia sea conocer cada día más sobre todo y también que la tecnología se ha incorporado a todas las facetas de nuestra vida, el golf una más. Considero que un mal uso te lleva al famoso parálisis por análisis, personalmente creo que hay que pisar muy despacio y con calma este tema.

Me imagino que todo es susceptible de mejora, pero soy de los que defienden la enseñanza de golf en España sin ningún tipo de complejo. Este país tiene un nivel de profesorado que no tiene nada que envidiar a ningún otro y eso tenemos que saber ponerlo en valor dentro de la industria del golf.

 

¿Qué le recomendarías a un recién licenciado que esté pensando en dedicarse a la enseñanza del golf?

Que piense en el poder que tiene cuando una persona está delante de él para recibir una clase de golf y que aprenda a utilizarlo con paciencia. ¡Personalmente me costó bastante tiempo aprender esto por exceso de ganas! Todo necesita su tiempo por fácil que lo veas.

Que piense también que en sus inicios no va a dar clase cada día a profesionales, sino a un niño o a un adulto, alguien que solo viene a probar “eso del golf” o por otras razones que además no siempre son el propio reto del deporte, esto es lo habitual que se va a encontrar y conseguir que estas personas se enamoren de este juego es una tarea bastante más complicada que lo primero.

Y, sobre todo, honestidad. Sin lugar a dudas, si queremos ser buenos hay que entender que lo difícil de nuestra profesión es la virtud de simplificar el golf a la hora de enseñarlo, no la de complicarlo.
 

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