La Diputación levantó en 1994 el campo de golf de Izki, con el que pretendía impulsar el turismo asociado a la Montaña Alavesa y, así, revitalizar la zona. Pero lejos de lograr su objetivo, este proyecto ha supuesto un gran hoyo para las arcas forales. Naturgolf, la sociedad pública que lo gestiona desde su creación, estima unas pérdidas acumuladas de más de cuatro millones de euros al terminar 2016. Aun así, el Ejecutivo foral ha asumido el difícil reto de aumentar el atractivo comercial de las instalaciones de Urturi y, por eso, invertirá en ellas quinientos mil euros a lo largo de cuatro años.