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‘Criterios técnicos para una correcta selección de arenas de bunkers’, por Luis Cornejo (SURTEC Golf Agronomy)

Luis Cornejo, socio director y responsable de proyectos de SURTEC, analiza en este artículo los factores más relevantes que deben estudiarse a la hora de afrontar una operación trascendente como es seleccionar correctamente una arena de bunker. 
 

Los bunkers y las arenas de bunker son un tema que, a excepción de la velocidad de los greens, representa en muchas ocasiones la mayor fuente de controversia en un campo de golf. El público, en general, espera unos bunkers inmaculados donde la bola no se clave nunca, donde puedan andar sin hundirse, el palo pase adecuadamente, el agua desaparezca inmediatamente después de un evento de lluvia y la arena se mantenga limpia e impoluta permanentemente. Desgraciadamente, como en muchos otros elementos del campo de golf, hay opiniones de todo tipo a la hora de evaluar la calidad de un mismo bunker, principalmente porque las opiniones son algo subjetivo y además porque la variabilidad del nivel de los jugadores también interviene en su criterio.

No existe una arena concreta ideal o perfecta para uso en bunkers pero sí existen muchas arenas que son aceptables. Independientemente de esto, es importante tener claro lo que todos los bunkers deben tener en común para hacerlos aceptables ante el jugador de nivel medio y sostenibles para el club en el aspecto económico de su adquisición y mantenimiento.
 

 
Al igual que en el aspecto de diseño existen infinidad de tipos de bunker, cuya morfología y aspecto será acorde a la tipología de diseño del campo (links, parkland, resort, desert, heathland o una mezcla de varios), existen infinidad de tipos de arena que se utilizan para su laminación. Es bastante habitual ver clubs que han gastado una fortuna en renovar los bunkers importando una arena desde cientos de kilómetros de distancia o sometida a complicados procesos de criba y mezclado. En muchos de estos casos, una vez concluido el proyecto de renovación, con la obra pagada y los socios o usuarios expectantes ante unas previsibles excelentes condiciones de juego, comienza una pesadilla porque la arena no funciona como estaba previsto, los jugadores se hunden, la bola se clava, los bunkers se encharcan, la arena hay que remontarla a diario y un largo etcétera de problemas que difieren mucho de las expectativas creadas al inicio del proyecto. Este tipo de situaciones genera decepción y frustración generalizada.

Las opiniones de los jugadores acerca de la calidad de los bunkers son algo subjetivo y variable, por ello, seleccionar una arena que satisfaga a todos los hándicaps, al greenkeeper y al capitán de campo en su caso, es tarea imposible. Lo que no es imposible es intentar que nuestra selección de arena se acerque lo más posible a lo que la mayor parte de usuarios considerará aceptable. Para ello, como en la mayor parte de las cosas, aplicando ciencia y criterio técnico aumentaremos las posibilidades de tener éxito en el proyecto.

Sometiendo las distintas arenas candidatas a análisis específicos que nos indiquen si, al menos, cumplen ciertos requisitos objetivos, podremos en primer lugar descartar aquellas que con seguridad no van a funcionar correctamente, evitando gastar dinero en arenas problemáticas que serán fuente constante de crítica y frustración.

Existen algunos factores que no podemos controlar como el hándicap de la persona que tiene que sacar la bola del bunker, o si está de mal o buen humor ese día. Hay jugadores que se sienten más cómodos en arenas más firmes y otros en arenas menos estables pero siempre hay un punto intermedio que satisface a la mayoría. Esos valores que ya están definidos en la literatura técnica son los que los análisis de laboratorio deben revelarnos para poder interpretarlos y recomendar qué opción de las disponibles, es la mejor para nuestro club.
 

 
Aunque existen diversos ensayos y literatura en la que se discute y analizan resultados de diferentes parámetros, no existe ninguna recomendación USGA oficial que, al igual que en las arenas de green, especifique de forma concisa qué criterios deben cumplirse. Estos ensayos, junto con otros realizados por laboratorios especializados y universidades relevantes, principalmente basadas en las investigaciones del doctor K.W. Brown y de J.C. Thomas, han resultado en una aceptación general por parte del sector técnico de la industria de siete parámetros cuya evaluación va a anticiparnos en gran medida el comportamiento que una arena va a tener cuando su destino es un bunker.
 

 

 
Además de estos siete parámetros es también habitual evaluar el color de la arena. El color se determina usando como referencias tablas de colores estandarizadas (generalmente Munsell). Este es un parámetro que en nada afecta a la jugabilidad sino puramente al aspecto estético y por tanto no debería ser decisivo en arenas que no cumplan los criterios más relevantes. Generalmente se prefieren arenas blancas por el contraste que generan en el campo pero hay casos que se eligen arenas más acordes a la naturaleza geológica local.

Realizar una selección adecuada de arenas de bunker tiene claramente mayor complejidad que simplemente encargar unos camiones a la cantera que habitualmente nos sirve arena. Los jugadores son cada día más exigentes en lo que a la calidad de bunkers respecta. De los bunkers de un campo se espera que sean consistentes en todo el recorrido, que la bola se pueda sacar de la arena de forma justa, que drenen rápidamente después de una lluvia y que aporten valor estético al campo. Es crítico que antes de realizar una inversión en arena de bunkers se hayan estudiado detenidamente las distintas opciones de arena disponibles en cada localización. Este estudio pasa por ensayar todas las arenas en laboratorio y evaluar los resultados obtenidos, analizar las implicaciones económicas de adquisición y mantenimiento de cada una de ellas y, si es posible, realizar una prueba de campo con algún bunker durante unos meses. De esta forma tendremos una evaluación objetiva de todas las arenas candidatas para nuestra inversión y una base sólida para seleccionar la más adecuada, minimizando el riesgo de sorpresas desagradables que frustren en el futuro a jugadores y empleados.

En todos los proyectos de construcción o reforma de bunkers que se elaboran en SURTEC se realiza un estudio técnico-económico de arenas disponibles en cada caso, facilitando así a los clubs de golf la labor de selección y garantizando así el éxito del proyecto.
 

Luis Cornejo es Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Córdoba, MSc Cranfield University y colegiado nº 2857 del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Andalucía.
 

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