El accidente de tráfico que sufrió Tiger Woods el pasado martes ha llenado de incógnitas el futuro del golfista estadounidense. A los 45 años que cumplió en diciembre, sus cinco operaciones de espalda y varias intervenciones de rodilla, se le ha sumado este aparatoso choque que ha implicado una larga cirugía que pueden costarle su carrera.
El americano sufrió «varias fracturas abiertas que afectaban a la tibia y al peroné, estabilizadas insertando una barra en la primera», según un comunicado compartido en sus redes sociales, además de lesiones en el pie y en el tobillo, «estabilizadas con una serie de tornillos«.
Sin embargo, hay un precedente que sirve de inspiración y esperanza para que Woods continúe en su carrera, de otro golfista que sufrió un accidente con peores consecuencias que las del 15 veces ganador de Majors. Se trata de Ben Hogan, figura de este deporte en la época de posguerra que, además, logró ganar un grande tras estar su vida pendiendo de un hilo.
El 2 de febrero de 1949 Hogan conducía su Cadillac con su mujer cuando un autobús chocó contra su vehículo en una maniobra temeraria que no pudo evitar. Sin embargo, poco antes de colisionar se giró a proteger a su esposa salvando la vida de ambos, ya que el volante y parte del motor terminaron aplastados contra el asiento del conductor.
Rotura de varias costillas, del tobillo, por dos partes en la pelvis, la clavícula y el hombro izquierdo, además de una afectación en el ojo izquierdo, fue el resultado de un accidente, sin cinturón de seguridad, por el que le llegaron a dar por muerto.
Sin embargo, la intervención de los médicos en el hospital en Texas le permitieron superar todas las lesiones que sufrió y las secuelas posteriores entre las que destacan coágulos en los pulmones y en las piernas.
Al igual que ocurrió con Woods, los pronósticos no eran nada esperanzadores y hasta se temió que nunca pudiese volver a caminar. Tras dos meses en el hospital, ni él mismo imaginó lo que lograría algo más de un año después. «Será muy difícil que vuelva a recuperar mi nivel», aseguró
Sin embargo, 16 meses después, en junio de 1950, ganó su título más especial, el US Open, con una remontada épica, para lograr un par en el último hoyo, desepmatando contra su rival. Fue entonces cuando llegaron sus mejores años como golfista, sobre todo en 1953, cuando se llevó el Masters, el US Open y el British de manera consecutiva.
Todo un ejemplo y un camino de superación para que una leyenda de la talla de Tiger Woods vuelva a conseguir lo imposible. Eso sí, siempre paso a paso, o en este caso, golpe a golpe.