Recientemente tuvo lugar la Golf Business Conference 2016 en Amsterdam, evento organizado por la European Golf Course Owners Association, EGCOA, y denominada en esta ocasión “The Big Opportunity”. La conferencia, que cuenta con el apoyo de Toro, Better Billy Bunker, Rain Bird y Syngenta, entre otros, proporciona a sus asistentes una oportunidad única para establecer contactos en un entorno internacional de ideas afines y para discutir temas de actualidad, novedades y oportunidades con decision makers de la industria del golf.

Javier Insula, director general de Making Golf Group y miembro activo tanto de la Asociación de Campos de Madrid como de la Asociación Nacional de Campos de Golf, acudía al evento invitado por la organización (y siendo el único representante de la industria del golf española en este evento) con la expectación de quien asiste por primera vez y con el interés de conocer cómo afrontan otros profesionales europeos los retos a los que se enfrenta la industria del golf.

Detrás de la EGCOA hay casi seiscientos campos de golf de toda Europa. Sus asociados son propietarios o gestores de campos de socios, comerciales o turísticos, y muchos de ellos acudieron a un evento organizado de forma impecable. Los conferenciantes fueron profesionales muy reconocidos en sus países quienes expusieron problemas y soluciones reales que acontecían en sus clubs. La disposición de la sala en mesas redondas alrededor de las que se disponían los ‘grupos de trabajo’ fue un acierto porque facilitaba el networking entre colegas.

Se habló mucho del cliente, del mercado, de la necesidad de fidelizar, de la percepción que se tiene del golf desde fuera, de medio ambiente y, sobre todo, de profesionalizar el sector y de conformar un lobby potente con el que afrontar juntos todos los retos a los que nos enfrentamos.

Javier Insula tuvo el placer de ser invitado a la prestigiosa Multi Course Meeting (MCO), en la que únicamente diez profesionales de la industria del golf, uno por país, se “encierran” en una sala durante una tarde completa para debatir a modo de tormenta de ideas sobre todo tipo de amenazas y realidades. En ese meeting se encontraban, entre otros profesionales, el portugués Carlos (gestiona siete campos de golf), el alemán Alexander (responsable de ocho campos de golf y de un hotel), el holandés Frank (medio centenar de campos de golf entre Francia y Países Bajos), el británico Colin (gestiona diez campos de golf) y el sueco Tony (responsable de una veintena de campos de golf alrededor de Estocolmo).
 

 
Tras el evento, Javier Insula destaca los aspectos más significativos de estas jornadas, que serían los siguientes:
 

  • En Europa han padecido y aún padecen los mismos problemas domésticos. El golf como deporte no resulta atractivo, la sociedad está cambiando de hábitos muy deprisa y debemos adaptarnos. Los campos tienen menos clientes y estos envejecen sin relevo generacional a la vista.
  • En las experiencias expuestas, y diría que con carácter general, no se considera rentable invertir en atraer al golf a los menores de dieciocho años, porque el retorno es escaso y resulta muy complicado competir con otros hábitos y aficiones que tienen a su alcance hoy en día. Se expusieron casos reales de campañas, en ninguna de los cuales se logró un retorno apreciable. En cambio, se inclinan por invertir en sus padres, esa franja entre los treinta y cinco y los cincuenta años, que tiene medios económicos y que por sí mismos se acompañarán de los más pequeños. Incluso, algunos defienden la opinión de que las campañas deben centrarse en los mayores de cincuenta años, donde los valores de nuestro deporte resultan más competitivos.
  • Desde luego hay que invertir en generar nuevos jugadores. El 80 % de estos provienen del entorno de un jugador reciente que juega hace menos de cinco años. Cada nuevo jugador es un prescriptor potencial.
  • Es vital crear nuevas jugadoras, el porcentaje femenino en el golf debe aumentar.
  • Tras unos años decrecientes en número de jugadores en toda Europa, los países escandinavos ya crecen (Suecia lo hizo un 4’6 % en 2015), lo cual, además, es una excelente noticia para España porque son nuestro principal mercado emisor de turistas de golf.
  • El asociacionismo entre los campos para hacer lobby, conformar una patronal fuerte, es clave para negociar ante las distintas administraciones una realidad que a menudo, en el mejor de los casos, ignora al golf, cuando no lo lastra.
  • El atractivo del footgolf como un reclamo para atraer un público diferente, para resultar más atractivos a los niños y también, y nada despreciable, como una fuente de ingresos adicionales y complementarios, ya es una realidad. Las cifras impresionan: 60.000 jugadores semanales en Reino Unido y doscientos campos.
  • El general, jugar al golf es más caro en cualquier país europeo que en España. Insisto, con carácter general. Resulta obvio que depende del campo y de la zona, pero sorprende más aún cuando en España resulta más costoso operar un campo (coste de mantenimiento por un clima menos benigno, más necesidad de agua de riego y más cara, IBI, etc). Se insiste en que el golf es y será siempre un deporte más caro que otros, porque lo son sus costes, y es un error bajar y bajar los precios pretendiendo competir. Hay que distinguirse en valor, no en precio.
  • Reducir el tiempo de juego es una obsesión y se tiende a greenfees de nueve hoyos, incluso seis.

La reunión anual de la EGCOA, la European Golf Business Conference, que en 2014 se celebró en Barcelona, es, en definitiva, un excelente foro en el que compartir y hacer networking en un momento clave de la industria.

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