Desde el año 2012, impulsada por su anterior Junta Directiva y continuada por la actual, Granada Club de Golf se encuentra en un proceso de modernización de sus instalaciones, tanto del campo como de la casa club. Entre estas reformas destacan la remodelación total de los vestuarios, del restaurante y de la cocina en la casa club así como de la piscina. Por otro lado se ha reordenado todo el área de prácticas y se ha creado un nuevo tee line de césped artificial, igualmente se están reformando todos los bunkers del campo.

Uno de los bunkers reformados se diferencia de los demás de forma radical ya que ha dejado de ser un bunker para pasar a ser una laguna. El hoyo seis del recorrido, un par cuatro corto con salida ciega, uno de los pocos hoyos de birdie del campo, presentaba tres bunkers situados en la parte frontal de la entrada a green y en los dos laterales de green. El bunker central, visible gracias a la presencia junto a él de un gran olivo, es desde hace pocos días una laguna que modifica radicalmente la estrategia del hoyo y que hace al jugador tener muy presente el fuera de límites situado al fondo de green.

“Este bunker, situado justo en la línea de juego delante del green, era el de mayor tamaño de todo el campo (más de doscientos ochenta metros cuadrados). Los costes de reformar el bunker y de su mantenimiento posterior, sobre todo por la cantidad de sílice que deberíamos emplear, nos llevó a plantear un cambio radical del hoyo. Pensamos que una laguna daría un toque de dificultad a un hoyo que los jugadores catalogaban como ‘de recuperación’, sería un nuevo reto del recorrido. Por otro lado mejoraríamos la estética del hoyo y facilitaríamos el trabajo al personal de mantenimiento”, explica Manuel Díaz López, head greenkeeper de Granada Club de Golf.

“La ejecución de obra tuvo varias fases, empezando por el moldeo del perímetro exterior ya que todos los filos del bunker debían estar al mismo nivel. Continuamos con la construcción de un sistema de desagüe y la canalización de la red eléctrica que permitiera el funcionamiento de una bomba que recirculara el agua estancada y que realizara la importante función de aireación. Después impermeabilizamos todo el fondo de la laguna con lámina de polietileno de alta densidad y levantamos un muro de mampostería con piedra típica de la zona por todo su perímetro”, apunta Manuel Díaz.

“Finalmente construimos un pequeño aljibe desde el que brotara agua generando una mejora estética y un ambiente relajado por el sonido del agua al caer así como que sirviera de aireador del agua estancada. Por último introdujimos plantas acuáticas como nenúfares de cuatro especies diferentes con distintos colores y pontederias con los que perseguímaos dos objetivos: mejorar la estética de la laguna y mantener el agua de forma natural ya estas plantas tienen capacidad depurativa”, indica Manuel.
 

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