Esta modalidad invita a los jugadores a un viaje hasta 1935 para adaptarse a los usos de aquel momento. El número de palos se reduce a seis y deben ser de época o réplicas homologadas. En caso de no disponer de este material, la organización lo proveerá. Además, está prohibido emplear cualquier tecnología actual, como los ‘buggies’, los carros eléctricos o los relojes de medida, lo que hace a este torneo muy especial y diferente, han precisado desde la Diputación.
El Hickory Golf también se extiende a la indumentaria. Los participantes deben ir ataviados como los precursores de este deporte: con pantalones bombachos, pajarita o corbata, faldas largas y sombreros. De este modo, la puesta en escena cobra importancia y lo convierte en una cita deportiva muy llamativa y estética.
El viernes 17 de septiembre se celebrará un cóctel de bienvenida para todos los participantes y ya el sábado 18 se disputará el torneo Pro-Am que concluirá con un almuerzo con entrega de trofeos y sorteo de premios.
El I Open Andalucía Hickory propone implantar una práctica con mucho arraigo en Inglaterra y Estados Unidos. Aunque en España, todavía, no tiene tradición, ya se han organizado eventos similares en el Club de Golf Basozabal de San Sebastián.
De esta manera, quien quiera participar en esta experiencia que aúna tradición y deporte puede hacerlo hasta el próximo 31 de agosto a través de la página web