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  • , entre otros excesos. La imagen de la ficha policial de Woods por conducir en aparente estado ebrio (luego se confirmó que era por los fármacos) y, sobre todo, el vídeo de cómo era detenido por la policía, totalmente desorientado debido a los fármacos fue su caída absoluta a los infiernos.

    Pocos pensaban que iba a volver a disputar un solo torneo de golf, pero entre dolores de espalda (cuatro operaciones entre 2014 y 2017) y rodilla (que le han obligado a ir modificando su swing a lo largo de los años), poco a poco fue recuperando el viejo lustre. Su victoria en septiembre de 2018 en el Tour Championship, cuarto y último torneo de los playoff de la FedEx Cup del PGA Tour de golf, confirmó que había vuelto a ser el de antes, al menos, en parte.

    Aún herido, afrontó el Masters de Augusta de 2019 con un objetivo: ganar. No ha sido fácil, pero Woods ha atravesado el bosque de espinas para, herido, volver a lo más alto. Ahora los patrocinadores le vuelven a querer, y los abrazos se suceden. Queda por ver si esta redención se mantiene o si vuelve a caer en la tentación.

    Never stop chasing your crazy dream. #justdoit @TigerWoods pic.twitter.com/q9OV6oGLDN

    — Nike (@Nike) April 14, 2019

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